Cita de reconocimiento [Privado, Hiruma]

Había estado investigando a ese tal Hiruma por sus propios medios y había reunido lo que a él le parecía suficiente información como para juzgar si le sería útil en alguna ocación o no y al parecer si podría serlo, pero debía tratarlo con cuidado, según su expediente él era un hombre cruel y violeto, además de muy inteligente, sus contactos en el exterior le habían dado también información sobre algunos crímenes de los que la policía no se había enterado o no había tomado en cuenta y su investigación dentro del penal le había mostrado que Hiruma era un hombre bastante callado y observador, además escribía mucho en su cuaderno... observaba y escribía, al parecer la información era una de sus mejores armas.

Todos estos detalles le habían llevado a hacerse un perfil de Hiruma bastante acertado a la realidad y habían despertado bastante curiosidad por hablarle de frente y por el interés que parecía tener en él mismo, así que un día cuando creyó haberlo estudiado lo suficiente le mandó una nota a Hiruma con otro reo, en la cual lo citaba en la parte del fondo de la lavandería, pues era un área que raramente monitoreaban los guardias y se prestaba para tener un poco de privacidad, sobre todo en días u horarios especiales, como ese.

-Algo extraño había sucedido, un hombre que no conocía se le había acercado para entregarle un mensaje que no se esperaba. Sin mucho entusiasmo se decidió a escucharlo y entonces este le dijo lo que tenía para decirle. Al parecer aquel reo del otro día quería verle y quería que fuera en la lavandería... lejos de los guardias-

-Una vez que oyó el mensaje del hombre volteó sin siquiera asentir con la cabeza y se encaminó por los pasillos ¿A dónde iba? Pues al lugar donde lo citaron, aunque sin saber muy bien por qué era que había decidido prestar atención a ello. Quizás la noticia de poder saber más de aquél tal Guanaco le ponía en un aura de ansia disimulada, después de todo, pocas cosas interesantes sucedían en aquel nido de ratas en el que estaría obligado a vivir durante años-

-Había poco ruido en ese lugar, de manera que sus pasos provocaban un casi estrepitoso crepitar al caminar y golpear contra las baldosas. Llegó al lugar previsto y entró con calma para dirigirse al fondo de la lavandería, iría a saber por qué el muchacho quería verlo- ...

-Cerró los ojos frunciendo ligeramente el cejo aunque con una sonrisa ladina dibujada en su rostro. Se pasó la mano por el pelo- Buenos días -saludó como respuesta a la primera frase del chico, como recalcando que no le había saludado-

¿Al margen, eh? -rió un poco de forma áspera- Esa es una forma de verlo... yo creo que estoy más involucrado en todo de lo que muchos creen -comentó para luego mirarle fíjamente alzando una ceja, aunque sin abandonar esa sonrisa ladina que tanto le distinguía. Luego de un momento se puso serio mientras se cruzaba de brazos- Un jodido reo me dijo que querías verme ¿Es cierto?

Sonrió ante el saludo de Hiruma y su siguiente frase, era obvio que él estaba más enterado de todo que muchos y quizá hasta involucrado, pero lo hacía de una forma muy inteligente, tanto que seguramente si realizara un motín en la prisión seguramente nadie se enteraría que el plan fue suyo.

-Es cierto -le volvió a sonreír, esta vez de una forma un tanto dulce- quería verte porque te me hacés bastante interesante y porque tengo curiosidad sobre tu interés en mi -dijo directamente.

Salvador no era una persona que se anduviera con muchos rodeos cuando sabía lo que quería, para él mientras más rápido se resolvieran las cosas era mejor.

-El otro día en la cancha sólo fue el principio... he notado que me has estado observando y me has investigado... así que quiero saber porqué

Jeh -dejó salir una risa desdeñosa una vez que el otro hubo terminado de hablar. Esperó un momento mientras masticaba su presiada goma de mascar sin azucar tan difícil y conceguir y hacía un globo; cuando explotó lo volvió a meter en su boca y entonces pronunció- No lo sé con precisión, no tengo razonez específicas, así que no te creas tan especial, jodido latino -lo último no lo dijo con malas intenciones, esa simplemente era su manera de hablar-... o quizás... deberías creerte -enmendó luego de pensarlo por un momento-

-Se apoyó en una de las maquinas y cerrando los ojos se puso a pensar y hablar en una voz muy grave, como no era típico en él- Haber... realmente, no estoy seguro... pero sí, te he investigado, al igual que a muchos por aquí -hizo otra pausa para dedicarla a su goma de mascar-. Una de las razoness puede ser... -de pronto volvió a abrir los ojos y sonrió al chico ámpliamente de una manera psicótica mientras enseñaba su afilada y reluciente dentadura- tu pasado me parece interesante y me divierte -rió de forma áspera- ¿Necesitas saber más?

Su sonrisa se borró al escuchar las palabras "jodido latino", se sintió molesto por la forma despectiva en la que se refería a él y frunció el ceño, mas no hizo ninguna otra cosa que pusiera su enojo en manifiesto.

Se acomodó mejor sobre la lavadora y le siguió mirando, esta vez con seriedad, se sintió mucho más molesto al escuchar que su pasado le "divertía", pero siguió sin hacer nada, no era que se sintiera intimidado por ese hombre, si no porque sabía que no le convenía tener a un enemigo tan inteligente. Se bajó de la lavadora y miró fijamente al japonés, elevando la cabeza ligeramente, pues Himura era unos 5 centímetros más alto.

-Mi pasado no tiene nada de divertido -dijo con un tono de voz tan serio que ninguno de los que le conocieran en prisión podría creer que poseía, pues rara vez se mostraba de esa forma- es pasado y está ya bastante enterrado, así que es mejor que te olvidés de él, puto chino -si, sabía que Himura no era chino, si no japonés, pero en ese momento sólo quería molestarlo tanto como lo estaba él mismo.