Un almuerzo cualquiera [Privado, Ayse Adnan]

-Estaba en el comedor, era la hora de la comida por lo que no le quedaba otra que resignarse a estar allí mientras su estómago trataba de soportar el horrendo sabor de la comida que allí servían-

-A penas daba unos cuantos bocados de vez en cuando, más se dedicaba a estudiar su "cuaderno demoníaco" y ver los detalles importantes de la vida y los expedientes tanto de otros presos como de los propios funcionarios de la prisión-

-Dio otro bocado más para luego arrojar con violencia la cuchara sobre su bandeja, no seguiría soportando aquella asquerosa sustancia que los demás se esforzaban por llamar comida, así que se resignó a no comer y aguantarse el hambre los días que más pudiera. La cuchara al ser lanzada con fuerza revotó y lanzó un poco de comida sobre las espaldas de otro preso quien, de manera desafiante, se puso de pie y se dirigió al demonio-

-Hiruma le miró por un momento desdeñosamente para luego ignorarlo y volver a su cuaderno, el otro, enfurecido dio un golpe a la mesa donde el estratega del infierno comía rompiendo esta por la mitad, aquello armó un gran revuelo en todos los reos que comenzaron a molestarse y a reclamarle al que había roto la mesa; no pasó mucho rato hasta que uno de ellos se puso de pie y le dio un golpe al ya molesto maleante en todo el rostro-

-Ambos comenzaron a pelear a puño limpio mientras que los otros presos los rodeaban y los animaban a continuar-

Malditas ratas -murmuró mientras seguía leyendo sentado en su lugar, aunque se mantenía atento por si algún atentado se dirigía hacia él y por si algún oficial se acercaba-

-La oficial estaba atenta a cualquier movimiento extraño o común, como era lógico, estaba en servicio y era una mujer en una prisión, era más que cuidadosa y estaba entrenada para manejar cualquier situación, de repente se observó en el comedor el movimiento esperado, era una especie de atmósfera que ya por instinto los trabajadores de la prisión conocían, no pasó mucho tiempo antes de que se formase una pelea, con suma cautela y tranquilidad la Oficial se acercó al circulo que habían formado los reos-

Hey! -tomó a uno de los que animaba por el cuello de la camisa y lo jaló para abrirse campo- Ustedes dos! separense, pedazos de escoria -llevaba en una mano el bastón agarrado con firmeza, no parecía molesta, pero su sola presencia imponente solía asustar a los presos recién llegados, al ver que no le hicieron mucho caso, como era de esperarse, tomó el bastón y descargó un golpe sobre el muslo del más débil, logrando obtener la atención finalmente- Ahora que tengo su atención -frunció el ceño y apretó un poco el bastón- quiero que todos se comporten -levantó el bastón para señalar al rededor- quién empezó esta maldita pelea? -preguntó con severidad-

-el preso que había roto la mesa, señaló con la mirada al demonio que aún yacía sentado leyendo su cuaderno, y éste, al percatarse de aquella mirada sobre él comenzó a hablar antes de que el otro lo hiciera-

No sé a qué se refiere, ese jodido gorila de cejas respingadas fue el que rompió la mesa -comentó sin siquiera levantar la vista de su lectura, aunque cuando sintió que la ira del otro aumentaba se puso de pie con calma y le dirigió esta vez una mirada fija y penetrante, como si quisiera advertirle de algún tipo de peligro-, tal y como ha tratado de romper "otras cosas" dentro de la prisión -añadió luego de un silencio sonriendo de medio lado y alzando una ceja.-

-El hombre pareció captar que Hiruma sabía algo de él que podía traerle problemas, por lo que se resignó a quedarse en silencio- Jeh -el rubio dejó salir una pequeña risa ganadora y cerró su cuaderno para volverlo a guardar el su bolsillo y esperar la reacción de la oficial que los había detenido-

"Mierda, de seguro este jodido gorila me traerá un par de embrollos basura" -pensó-

-los miró a los dos y sonrió de medio lado- Me parece que estos dos~ -se referia a los que estaban golpeandose- irán derechito a aislamiento -se puso el índice en la boca y sonrió de forma coqueta (?), dos oficiales más llegaron para asistir a la primera, una vez los puso al tanto de la situación, se llevaron a los dos peleoneros a una celda donde estarían completamente solos por unas horas o días, según su comportamiento- y Me parece que el rubio merece una compensación -sonrió una vez más- Que le traigan otro plato de comida! lleno hasta el tope! -ordenó a uno de los reos cerca que temblando corrió a traer lo que mandaba la chica-

Han interrumpido tu comida, no es así Cariño? -estiró el bastón y con este acarició la barbilla del Rubio y le levantó el mentón- vamos a sentarnos en otra mesa, para que puedas comer tranquilo y esta vez te haré compañía para que no te rompan la mesa -sonrió de medio lado, la oficial era muchas cosas, pero tonta no era una de ellas, y sabía completamente como había empezado el pleito, había estado observandolo todo, además antes que se acercase a separarlos otro guardia por Radio había informado de la situación-

-Observó con detenimiento cada uno de los movimientos de las personas que allí se encontraban, poniendo especial atención a las actitudes de la oficial, parecía alguien demasiado femenina como para trabajar sin problemas en una prisión de alta seguridad. Hm... estaba casi seguro de que tenía algo de ella en el Cuaderno Demoníaco-

...Ayse Adnan -murmuró como para él mismo a un nivel casi imperceptible de voz que se apagaba aún más con el bullicio de los otros presos. A ese mismo tiempo ella le había levantado el rostro con la ayuda de su bastón. Con brusquedad disimulada apartó su rostro del utensilio inquisidor y cerró los ojos con indiferencia- No hace falta -dijo esta vez a un volumen normal-, no tengo deseos de seguir comiendo esta maldita basura -declaró mientras volvía abrir los ojos para buscar con la mirada alguna otra mesa que estuviese vacía y... que no estuviese rota; dio con una a unos metros de donde estaba y aún mirándola sonrió ampliamente enseñando sus dientes afilados-. Pero acepto la compañía...

-Miró a la mujer, definitivamente no desaprovecharía aquella oportunidad para obtener algún beneficio o alguna clase de información valiosa, cualquier cosa podría ayudarle en esos años que tendría que vivir dentro de la prisión-

-se acercó a la misma mesa que planeaba compartir con el rubio, se sentó sobre la mesa de forma femenina, cersiorandose de tener el bastón cerca por si hacia falta, miró al caballero y sonrió- No te agrada la comida?, no deberías hablar así delante de una dama -reposó la mejilla sobre la mano acodandose sobre sus propias piernas y lo miró de reojo- además, no te he preguntado, lo he ordenado -volvió a sonreir- Si te portas bien conmigo, puede que haya una recompensa para tí -rió con suavidad acercando la mano dentro de la blusa, y sacando de dentro de su sostén una tira gruesa de goma de mascar sin azúcar y depositandola sobre la mesa, justo en frente del caballero-

tal vez yo pueda mejorar tu comida Cariño, qué me dices? serás gentil con esta pobre oficial? -intentó poner una cara inocente, aunque por dentro estaba completamente atenta al muchacho y lista para cualquier cosa, mientras veía como la persona que había enviado por una nueva ración de comida, volvía rápidamente con lo encargado-

Jeh... -soltó una risa aspera que hacía juego con su voz rasposa que parecía maltratada por tabaco y se sentó frente a la mesa para luego mirar a la mujer- ¿Quieres obligarme a comer comportandote como esas jodidas monjas superioras de los colegios -hizo un momento de silencio antes de añadir el sustativo-... oficial? Lamentablemente los demonios no tenemos concideración con la iglesia ni sus simpatizantes -comentó de forma juguetona, como bromeando con la chica-

-Le vio atento a sus movimientos, y más curioso aún cuando parecía que sacaba algo del interior de su brasier y lo colocaba en la mesa. Miró el objeto algo sorprendido sin embargo no lo demostró, simplemente alzó una ceja y luego de un momento volvió a mirar a la chica- ¿Por qué? -inquirió simplemente, no tomaría aquél objeto a menos que estuviese seguro sobre cuales eran las intensiones de la muchacha-

-escuchaba todo lo que el rubio decía, pero las palabras duras no parecían afectarle, la primera regla del entrenamiento de oficial decía que dejarse provocar por los presos es un fracaso, recordando aquel dicho "el que se enoja pierde", lo miró tranquilamente y sonrió ante la última pregunta-

Te he visto -dijo con suavidad mirando al rededor del comedor a los demás presos- has sido tú quien ha iniciado la pelea, aún así, mírate, tú estás aquí, y los otros dos en aislamiento. por qué crees que sea? -lo miró fijamente con un porte sereno y tranquilo, la Oficial no parecía inexperta, sin embargo no se veía como los demás oficiales, a primera vista cualquiera diría que no debería estar allí, sin embargo nunca hay que fiarse en las cosas que se ven inofensivas ¿no es así?-

-sonrió de repente con la mirada gacha y oculta tras su cabello, luego alzó la vista para ver a la oficial y colocó la planta del pie derecho en la silla de junto manteniendo su otra pierna en el piso y apoyó el codo en la rodilla alzada- Interesante... al parecer la oficial está más preparada de lo que parece -comentó y rió un poco de forma rasposa. Cerró los ojos aún sonriendo, pensataba- Vaya, vaya... en realidad no lo sé, si la oficial lo dice, la oficial debería explicarmelo, después de todo, lamentablemente pareciera que no puedo inmiscuirme en su mente con tanta facilidad como con otros -volvió a reír de la misma manera y alzó una ceja-. Quizás la oficial busque algo, -comentó con voz suave, insinuando lo que realmente se le había venido a la cabeza-... Quizás... -continuó mirando la goma de mascar que aún yacía sobre la mesa frente a él- la estadía del diablo en este nido de ratas pueda ser más interesante de lo que él mismo pensaba ¿Me equivoco? -finalizó y agarró la goma de mascar sin azucar para guardarla en su bolsillo-

ow~ yo creo que no te equivocas Cariño -sonrió tranquilamente, al tiempo que llegaba la comida que ella había encargado, la recibió con amabilidad y la puso sobre la mesa, mirandola de reojo, al mismo tiempo tomó una especie de botellita que traía el reo consigo, y le ordenó retirarse-

Pero si estás siendo tan arisco conmigo, dificilmente podremos ser amigos -fingió una voz entristecida que se notaba bastante- no quieres ser amigo de esta indefensa chica?~ -sozolló en un tono dulce e inocente, al tiempo que abría la botellita y rociaba un poco del contenido sobre la masa pastosa verde que se suponía era comida- Seguro que no quieres? -tomó con la cuchara un poco de la comida ahora sazonada con lo que parecía ser salsa de soya y se llevó la cuchara a la boca chupandola de forma sugestiva mientras sonreía y parecía agradarle el sabor-

Si esa indefensa chica me es útil, por supuesto que sí quiero -respondió a la pregunta de la mujer para posteriormente dirigir la mirada a sus movimientos. Se preguntó qué sería aquella solución que aplicaba a la comida, pero fuera lo que fuera no confiaba en que algo pudiese arreglar el sabor de esa basura-

¿Qué haces? -comentó al ver como la mujer tomaba la cuchara y se llevaba un bocado a los labios pensando al mismo tiempo que quizás estaba loca por tolerar el sabor de algo como eso (o por involucrarse con él, quién sabe). Pero grande fue su sorpresa cuando advirtió que la mujer disfrutaba del sabor y más que eso, relamía el utensilio de forma sugerente. Sonrió de medio lado y cerró los ojos despreocupándose- ¿Me harás comer de una cuchara cubierta con tu saliva? Si te soy sincero no me apetece ¿O es que a caso eres tú la que le da el buen sabor al caldo? -inquirió a manera de metáfora, refiriéndose a sus vidas dentro de la cárcel-

-sonrió con suavidad- solo pensé que querrías comer algo, ya que probablemente mañana no te den nada de comer -sonrió despreocupada y sacando un fino paño de un bolsillo limpió la cuchara y la puso en su lugar-
Pero veo que eres tan arisco como comentan todos, y no, no te alegres por ese rumor, el que seas arisco no implica que la gente no se te vaya a acercar, o que no quieran deshacerse de tí -se enderezó un poco la gorra de oficial y dió un vistazo al reloj en su muñeca- Pero tengo información que quizá sí que te alegre -sonrió contenta y lo miró de reojo- Mañana a las 3:00 pm harán una inspección en tu celda, supongo que no quieres que te quiten ese cuaderno tuyo -apoyó la mejilla sobre la mano borrando la sonrisa y mirandolo tranquilamente-

Jejejeje -rió un poco más animado aunque de la misma manera rasposa-, gracias por el aviso, estaré atento a quienes traten de acercarse o de meterse conmigo... aunque al parecer podré sacármelos de encima con un poco de astucia -comentó disimulando otras intensiones, pero no daría más detalles al respecto de su "defensa personal". Por otro lado había una parte de él que se había sorprendido mínimamente pues no conocía lo que los otros presos comentaban sobre su persona, eso definitivamente lo anotaría en su libreta-

Honestamente, oficial, no la estoy rechazando, sólo no tengo mucha hambre hoy, aunque... –se llevó la mano izquierda al pecho como juramento- si insinúas que quizás mañana no coma, entonces trataré de probar bocado, lo prometo -comentó lo último como un niño que asegura a sus padres que se portará bien, haciendo su mirada lo más inocente posible, aunque viniendo de él no provocaba mucha ternura-

-Siguió escuchando a la mujer y puso seria su mirada al escucharle decir lo último- ... -hizo un momento de silencio antes de continuar- ¿Por qué? -dijo desconfiado y mirando a la mujer- ¿Por qué me revelas algo tan importante? -le estaba agradecido por ello desde el fondo de su... ¿alma? Pero aún así estaba en su naturaleza ser desconfiado y precavido, y desde el principio que no se había podido explicar el por qué de que aquella mujer le diera un trato especial, por lo menos por el momento-

((Joder...lo siento...si lo he visto, hace mucho pero no se me ocurre nada que poner x_X pero como ya me dió pena, te pondré una respuesta así bien fail, para no dejarte esperando más, lo siento!! >.< ))

por qué?...dices....-sonrió tratando de conservar su semblante tranquilo- Digamos...que hay algunas cosas que necesito saber, y solo las aprenderé por mí misma, si sé jugar mis cartas -aclaró algo la garganta- no digo que te esté usando, es solo que, hay algo en tí, que no deja que aparte la mirada -sonrió una vez más y se levantó de la mesa- qué sabes tú de los trabajadores de éste lugar? -suspiró- es que me aburro tanto~ necesito algo de diversión -le soltó una mirada coqueta al caballero-

¿Hm~? -amplió su sonrisa y le miró alzando una ceja- ¿Diverción, eh? ¿Y cuál es la obligación que tengo para ayudarte? -comentó en tono de broma finalizando con su risa rasposa- Claro que sé un par de cosas, lo justo y necesario pero... no toda esa información puede ser revelada, menos a otro oficial de la prisión pues podría meterme en problemas

-apoyó sus manos en la orilla de la mesa y se hizo para atrás doblando la columna y haciendo tronar sus huesos para relajarse- ¿Qué necesita saber, oficial? Quizás pueda ayudarla si me parece factible hacerlo~ -dijo y sonrió enseñando su dentadura afilada-

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